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¿Cuáles especies forestales nativas debemos priorizar en Costa Rica para ser cultivadas comercialmente? Parte 1

Deseo primero describir algunas de las principales experiencias profesionales en que establecimos plantaciones forestales con especies nativas. Desde mis inicios como profesional forestal (1979) participé en los primeros proyectos de reforestación de Costa Rica, donde empecé reforestando con laurel en Dos Río de Upala y en Guápiles y pochote en Bagaces, Guanacaste.

Durante esta época la reforestación en Costa Rica estaba dando los primeros pasos y no se tenía experiencia, así que todo fue prueba y error a nivel de semillas, preparación de terreno, mantenimiento y manejo de plantaciones. Pero no me cabe la menor duda que estas experiencias y resultados son los que marcaron el norte que debíamos seguir para el futuro desarrollo de plantaciones forestales en Costa Rica.

Ambas especies nativas —laurel y pochote— con las que se empezaron las plantaciones forestales en 1979, son muy conocidas por el mercado de la construcción en nuestro país, por su uso y facilidad de trabajar.

Entre 1980 y 1990 participamos en diversos proyectos de reforestación con laurel (Cordia alliodora) y guayabón (Terminalia oblonga y T. ivorensis) y es claro que conforme fuimos desarrollando experiencias, el paquete tecnológico para plantaciones forestales fue mejorando tanto a nivel de selección de semillas, selección de sitios, preparación de terreno, así como en otros aspectos. Considero que durante el periodo del 1979-1990 lo que limitó el impulso de la plantación con especies nativas fue que las seleccionadas no tenían un crecimiento igual o mejor
que la melina que fue una de las especies que más se plantó en Costa Rica, cerca de 150 000 mil hectáreas, principalmente de la Zona Norte de Costa Rica.

Lo que interesaba era que la especie plantada creciera rápido para que el dosel se cerrara así bajar los costos de mantenimiento (recordemos que el impulso de las plantaciones forestales en Costa Rica se dio principalmente por los
incentivos fiscales a la reforestación).

Comparativamente, el laurel y el pochote no superaban a la melina u otras especies exóticas en cuanto a crecimiento, máxime, como se indicó, que no se contaba con buenas fuentes de semilla o información sobre procedencias.

Los errores más importantes que se cometieron al plantar ambas especies —y que no conocíamos— fueron: en el caso del laurel, muchos de los terrenos donde se plantó fueron barridos con tractor (D4) y plantados en suelos no tan fértiles y ácidos; en el caso del pochote, fue la procedencia de la semilla, que no fue bien seleccionada; lo expuesto lo afirmo porque 10 años después de plantado pudimos ver que el factor genético jugaba un papel muy importante en el desarrollo y crecimiento de dichas plantaciones.

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